Durante los últimos diez años, Panamá ha sido una de las economías con la mejor tasa de crecimiento del mundo produciendo grandes cambios sociales en el país.
Rodeado de un la incertidumbre constante de sus vecinos, Panamá se ha transformado en ese lugar de paz y calma que muchos anhelan. Porque más allá de las típicas discusiones políticas locales, no han existido quiebres institucionales y se han respetado los tiempos de gobierno de los últimos presidentes elegidos democráticamente.
Y esa estabilidad es la que se visualiza en el crecimiento económico del país en las últimas décadas y que lo tiene hoy, como uno de los países modelos en América Latina.
Tratando de dejar la dependencia de la economía de los ingresos generados por el Canal de Panamá, el país está buscando diversificar su matriz productiva y ofreciendo incentivos a inversionista extranjeros.
Para ellos existen más de 40 leyes y decretos que ofrecen incentivos especiales para la importación, en materia de impuestos y de operación. Algunos sectores que disfrutan de estos incentivos son el turismo, zonas procesadoras de exportación, minería, reforestación, seguros y reaseguros, agro-industria, zonas libres de petróleo, infraestructura y construcción.
Además, la Ley de Estabilidad de Inversión (Ley No. 54 del 22 de Julio de 1998) garantiza igualdad de derechos para todos los inversores, tanto extranjeros como nacionales, reafirmando el compromiso de la politica panameña de promover y proveer un ambiente de inversión extranjera que no requiera tanta burocracia.
Así, las expectativas de crecimiento de Panamá para el próximo quinquenio siguen siendo una de las más altas de la región.
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